La intimidación que producen las cámaras y micrófonos aumenta en la gente común y corriente cuando se le dice que serán ellos los entrevistados, que serán los protagonistas de la historia. Sin embargo, el miedo escénico de las voceras de la Mesas Técnicas de Telecomunicaciones (MTTS) de la parroquia Sucre, municipio Libertador de Caracas, desaparece cuando cada una empieza a narrar su labor en las comunidades y darse cuenta de la importancia de dejar documentado para las próximas generaciones la dedicación por mejorar la calidad de vida de su entorno, principio rescatado por la revolución bolivariana y asumido por ellas como misión de vida.
En 2023, Carmen Antonia Huice, la cimarrona Carmen, como también la reconocen los vecinos de Catia, contactó a la Fundación Centro Nacional de Desarrollo e Investigación en Telecomunicaciones (Cendit), interesada en los cursos que ofrece este ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (Mincyt), bajo la iniciativa pedagógica MujerTI.
Gracias a ese enlace, Huice y 15 mujeres más recibieron capacitación gratuita, presencial y teórico-práctica sobre Fundamentos de Sistemas de Telecomunicaciones, Fundamentos de Fibra Óptica y Curso Básico de Fuentes Conmutadas en la sede del Cendit en el Complejo Tecnológico Simón Rodríguez, dentro de la Base Aérea “Generalísimo Francisco de Miranda”, La Carlota. Por ello, al llamar a algunas de las féminas para este trabajo comunicacional, pensaron que se trababa sólo para actualizar datos y nunca imaginaron que era para conocerlas un poco más, en coincidencia con la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Nervios en revolución
Luego de acompañar, como servidora pública de la Fundación para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología (Fundacite-Caracas) (ente del Mincyt), la realización de una capacitación en robótica para jóvenes en el marco del Programa Nacional Semilleros Científicos, Carmen creyó que su función una tarde de viernes sería sólo ubicarnos a otras dos voceras de las MTTS para ser entrevistadas y quienes estaban asustadas también al sólo ver el trípode del celular que grabaría la sesión.
“Soy una trabajadora social a quien le fascina trabajar con las comunidades, con las organizaciones, desde que llegó nuestro máximo líder, Hugo Chávez”, soltó de ráfaga Huice y los nervios desaparecieron cuando se le preguntó quién era ella. Y es que el propio líder de la revolución bolivariana le entregó el certificado como vocera de las MTTS en el 2008, por lo que desde entonces busca capacitarse en la tarea asignada.
Al momento de recibir los cursos del Cendit en septiembre de 2023, estaba interesada en qué era la tecnología G-Pon (siglas en ingles de Gigabit Passive Optical Network o Red Óptica Pasiva Gigabit), debido a que ha participado en proyectos comunitarios para las parroquias Sucre y San Agustín, así como también en una propuesta de elaboración de mangas y terminales artesanales para la protección de cables de conexión de red, con el apoyo de Cantv.
Aseguró que, gracias a los conocimientos adquiridos en el Cendit, ella y sus compañeras pudieron asesorar mejor a las comunidades y hablarle con más propiedad hasta a los operadores privados que comercializan el servicio de internet. Si bien ya tenía un aprendizaje a partir de la experiencia de “patear calle”, se siente orgullosa de haber sido formada por un ente del Estado en temas no muy fáciles de entender como lo son los relacionados con las telecomunicaciones.
De Bolivia con orgullo
El fondo escogido para las entrevistas ayudó también a que las convocadas pudieran sentirse en confianza: las afueras del liceo Miguel Antonio Caro, ubicado dentro del Parque Recreacional Alí Primera, sector Gato Negro, mientras muchos se preparaban para el asueto de Carnaval. Allí, María Luisa Sánchez, nacida en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, y criada en Venezuela, se olvidó del miedo al micrófono inalámbrico y recordó su trabajo social iniciado en las parroquias Antímano y La Vega, donde ha vivido, y ahora en Catia, específicamente en la vocería de la mesa técnica Miguel Ángel López Cárdenas de Casalta 3.
“Me sentí orgullosa al entrar a la Base Aérea (Generalísimo Francisco de Miranda) por primera vez el día que fui al curso del Cendit porque fuimos tomadas en cuenta como Poder Popular. Antes el pueblo no tenía acceso para entrar”, relató sonriente. Añadió que las MTTS tienen que actualizarse porque “eso del cable de cobre ya es obsoleto; debemos pasar a la fibra óptica y de allí a la inteligencia artificial”.
Como trabajadora social, también asiste a las comunidades en otras áreas como salud o educación. Aseguró que, “si uno tiene el conocimiento, tiene que enseñar al otro porque los jóvenes son la pieza fundamental del futuro”. Recalcó la importancia de involucrar más en las formaciones especializadas a las escuelas técnicas, como lo hace el Programa Nacional Semilleros Científicos y, sin olvidar a los niños de preescolar “porque yo veo a mis nietos y ellos también pueden aprender mucho desde muy pequeños”.
La búsqueda de conocimiento no se jubila
A la convocatoria también llegó con cierto temor Zoraida Moreno, jubilada de Cantv, quien no quiso quedarse “enchinchorrada” y desde hace cuatro años hace parte de la MTT Flores de Catia. Contó que, en su labor con la empresa privada, nunca había tenido contacto con las comunidades, hecho que cambió con la nacionalización de Cantv en el 2007.
Con esa idea de mejorar los sistemas de comunicación en los territorios, realizó la formación del Cendit con el antecedente de ya saber sobre electricidad y reparación de condensadores. Esta búsqueda de capacitación constante, Moreno la asumió porque “las telecomunicaciones son un derecho humano y entonces no puedes descuidar ese derecho que tiene cualquier persona, independientemente de su condición social, para que reciba el servicio o la atención”.
Asegura sentirse empoderada porque realiza actividades que antes eran exclusivamente masculinas. Lamenta que aún algunas mujeres jóvenes no se involucran con sus comunidades por no tener el tiempo suficiente entre trabajar y ocuparse de sus familias. “Deberíamos buscar a esas personas, ayudarlas un poco con sus tareas de cuido, de necesidades médicas o alimenticias, las cuales las preocupan u ocupan más para que entonces puedan dedicarse al aprendizaje”, reflexionó pensando en el bienestar de todos y todas.
Y justo para apoyar los procesos de aprendizaje, la Fundación Cendit promueve la realización de cursos gratuitos, los cuales permiten a esta institución pública no sólo vincularse con las comunidades sino poder dar a conocer historias de vida impactadas por lo hecho sólo en revolución.
Prensa Cendit/ Pierina Quintero/Fotografías/Candi Moncada



