Internet de las Cosas: Cómo el IoT está reescribiendo la realidad

La tecnología ya no es solamente una herramienta, sino un componente integral de la vida humana que cada vez está más vinculada con la tarea diaria de cada uno, lo que genera una remodelación continua de la capacidad que se tiene para entender a la sociedad, sus interacciones y el entorno que la conforma; produciendo un afinidad más cercana y profunda entre el ser y las máquinas. Pero, ¿qué pasaría si les dijeran que hay una tecnología que está transformando la manera en que las personas interactúan con el mundo?

Efectivamente, es una tecnología que trasciende lo convencional y abre un portal a posibilidades inimaginables; se le llama Internet de las Cosas o IoT (por sus siglas en inglés). Se trata de la conexión de máquina a máquina (M2M), es decir, la interconexión y transmisión de datos entre objetos que normalmente usan las personas para sus tareas diarias y el Internet, los cuales pueden variar desde electrodomésticos y vehículos hasta sensores industriales y equipos médicos.

Es importante tener en cuenta que los aparatos electrónicos, eléctricos y dispositivos digitales poseen circuitos y sensores en su interior que les permite ejecutar programas, recolectar y compartir datos con Internet sin necesidad de la intervención humana. Funciona gracias a un software o aplicación, que se encarga de controlar de forma remota y en tiempo real los dispositivos conectados a la red de Internet, lo que permite que los usuarios mejoren su calidad de vida en campos prioritarios como la salud, seguridad, agricultura, alimentación, educación, industria y más.

El término fue acuñado por el tecnólogo y experto en Transformación Digital, Kevin Ashton, en el año 1999 cuando trabajaba en el campo de la tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID) y tecnologías de detección emergentes.

Los dos lados de la moneda del IoT

Según el Foro Económico Mundial (WEF) el IoT representa uno de los elementos más significativos de la Cuarta Revolución Industrial o la Tecnología 4.0 y lo describe como un cambio fundamental en la forma como vive el ser humano, como trabaja y como se relacionan unos con otros; catalogada como una era del desarrollo de la humanidad que consta de avances tecnológicos extraordinarios.

Esto se evidencia en la amplia variedad de aspectos positivos que ofrece, donde destaca la eficiencia en la automatización de procesos y tareas, facilidades en la comunicación y transferencia de datos, la comodidad que proporciona al controlar de manera remota los dispositivos y la recopilación de grandes cantidades de datos que se utilizan en las empresas para tomar decisiones precisas. Un ejemplo claro de ello es el reloj inteligente que monitoriza tu ritmo cardíaco, calidad del sueño y nivel de actividad física.

Es cierto que el avance tecnológico cada vez es más grande, lo que incrementa el vínculo que tiene esta tecnología con el día a día del ser humano. Sin embargo, esta creciente dependencia plantea interrogantes cruciales. ¿Realmente mejora la calidad de vida, o simplemente la humanidad se está volviendo esclava de la eficiencia? Una de las razones más cuestionables que está generando es la dependencia del ser con estos dispositivos, y la omisión del riesgo que representa ante la vulnerabilidad de los usuarios a los ataques cibernéticos.

Otro punto crítico es la amenaza que representa para la privacidad de todas y todos, ya que al recopilar mayor información personal y confidencial pueden ser mal utilizados para hurto de identidad o vigilancia ilegal, así como también produce un aumento en la brecha de seguridad ante la exposición de la hiperconectividad.

Conectividad en crecimiento: El IoT y su presencia en la vida diaria

De acuerdo con los datos proporcionados por la página web de Ericsson, el Internet de las Cosas de banda ancha (4G/5G) alcanzó alrededor de 3.400 millones de conexiones en el 2023 y posiblemente continúe el incremento de dispositivos celulares hasta 2029. Mientras tanto, el Departamento de Investigación de Statista, señaló el pasado año 2024 que se estima que para este 2025 el número de conexiones IoT en América Latina alcance los 1.200 millones, de las cuales el 64% será conexiones dirigidas a consumidores, es decir, personas que utilizan dispositivos IoT en su vida cotidiana para fines personales o domésticos.

Para llevarlo a la realidad, un ejemplo de ello es Alexa, la asistente virtual que se integra a una variedad de dispositivos, desde altavoces inteligentes hasta electrodomésticos, permitiendo a los usuarios controlar su hogar con comandos de voz, desde reproducir música y obtener información hasta establecer recordatorios.

Sin lugar a dudas, el Internet de las Cosas ofrece una amplia gama de posibilidades, oportunidades y desafíos para el desarrollo tecnológico al que apunta Venezuela. Ya es un hecho que casi todo lo que hacen los venezolanos y venezolanas está vinculado con el IoT, sobre todo en empresas e instituciones públicas y privadas. Desde aplicaciones, servicios y tecnologías diseñadas para ser utilizadas en dispositivos portátiles como teléfonos inteligentes, tabletas, entre otros; computación en la nube que se produce con la capacidad de almacenar y compartir datos estratégicos de manera segura, hasta la evolución de la tecnología 5G e Inteligencia Artificial.

En este contexto, el país cuenta con fundaciones adscritas al Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (Mincyt) que trabajan en pro de la creación de un ecosistema de innovación basado en el desarrollo de nuevas aplicaciones y servicios que se inclinan hacia el IoT, una de ellas es la Fundación Instituto de Ingeniería para Investigación y Desarrollo Tecnológico (FIIIDT), que elabora proyectos para monitorear el correcto funcionamiento de las estructuras urbanas, ciudades inteligentes, áreas de control ambiental y otros sectores importantes para el país.

Las palabras Internet de las Cosas son un sinónimo de las labores que realiza la Fundación Centro Nacional de Desarrollo e Investigación en Telecomunicaciones (Cendit), ente también adscrito al Mincyt, el cual juega un papel crucial al impulsar la investigación, el desarrollo y la implementación de soluciones innovadoras que aprovechen el potencial IoT para responder a las necesidades que tiene el país en las telecomunicaciones.

Dino Di Rosa, director ejecutivo del centro de investigaciones, mencionó que en un mundo cada vez más conectado, el Cendit se posiciona como un promotor clave “en el avance tecnológico de Venezuela, a través de su inigualable combinación de talento humano y una infraestructura tecnológica de vanguardia que apuntan hacia el impulso de la conectividad y la comunicación en el país mediante proyectos novedosos que utilizan el Protocolo IP (Protocolo de Internet), siendo esta la base fundamental del IoT, y a su vez de las telecomunicaciones”.

También señaló que el trabajo de los profesionales que laboran en dicha institución abarca desde la implementación de redes de telecomunicaciones de última generación, diseño y construcción de prototipos eficientes para uso doméstico e industrial como sistemas de control remoto, sensores inteligentes para monitoreo ambiental, plataformas de gestión de datos para ciudades inteligentes, hasta el desarrollo de aplicaciones y software aplicativos para interconectar el equipo electrónico o eléctrico a la nube de datos e Internet.

“Hablar del Internet de las cosas es hablar del Cendit, la base de esta tecnología es el Protocolo IP, que es la misma base de las telecomunicaciones y el pilar sobre el cual el Cendit construye su labor de investigación, desarrollo, investigación e innovación”.

El nivel avanzado que vive la sociedad relacionado al tema, ha llevado a organizaciones como el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE) y la Organización Internacional de Normalización (ISO) a desarrollar estándares que garanticen la interoperabilidad, la seguridad y la eficiencia de los dispositivos y sistemas IoT. Estos estándares buscan establecer un marco de trabajo o un conjunto de reglas que definen cómo debe diseñarse, implementarse y operar los sistemas IoT, que además proteja la privacidad de los usuarios, asegure la calidad y confiabilidad de los servicios.

El Internet de las Cosas, esa red invisible que conecta al mundo real con lo digital, ha llegado para quedarse. Desde la comodidad de los hogares inteligentes hasta la eficiencia de las industrias conectadas, sin lugar a dudas que es una tecnología que transforma el entorno de toda una sociedad. Pero, ¿la humanidad está preparada para este cambio? Es importante recordar que el IoT es un arma de doble filo y está en cada persona darle el uso apropiado, siendo conscientes de los riesgos que representa.

Prensa Cendit / Isabel Hernández