Delfina Matilda Del Carmen Isava González (1850-1947)

Una venezolana pionera de la emancipación femenina

Aunque nunca escucháramos antes sobre Delfina, su espíritu y su legado está presente entre nosotros, en las mujeres de la ciencia venezolana. Es la historia de una patriota, descendiente directa de los héroes de la independencia que dedicó su vida a la cultura, las artes, la ciencia y a la enseñanza, con la plena convicción de que las mujeres debían poseer los medios intelectuales para permitir su emancipación, dando el ejemplo con hechos, al escribir múltiples tratados para enseñar a niñas y niños, junto a su esposo, otro apasionado educador que había fundado un colegio en Curazao. Asumieron en casa la educación de su descendencia, con énfasis en sus hijas mayores, que resultarían en las primeras tres mujeres universitarias graduadas en Venezuela en 1899. Conozcamos la influencia de esta mujer en la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela, en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y en nuestra historia de la ciencia, el arte y la historia nacional.

Delfina nació el 3 de agosto de 1850 en San Felipe, estado Yaracuy. Fue la segunda de los siete hijos del matrimonio de Don Mariano Isava de Alcalá (1802-1880) y Micaela González García. Don Mariano, el padre de Delfina, hombre de amplia cultura, tenía una importante participación en la vida política del país, había sido gobernador de la provincia de Barquisimeto y luego de la de Yaracuy. Así mismo, la madre de Delfina y su familia eran referentes culturales de la época. El hermano de doña Micaela: José Tomás González García, tío materno de Delfina, era abogado, estudioso de Bello, dominaba a la perfección el inglés, francés y latín, tenía múltiples publicaciones en tema de derecho pero resalta una publicación en Puerto Cabello del año 1866 sobre “Gramática Elemental”. José Tomás fue profesor y mentor de Delfina y sus hermanos, ya para ese momento de la publicación del libro sobre gramática, Delfina tenía 16 años de edad, era apasionada de la lectura, la poesía y la música, campos en los cuales la habría iniciado su padre a temprana edad. En ese momento, 1866, conoce al Coronel Francisco Antonio Duarte, de origen zuliano, quien le visitaría en la sala de su casa por 10 años (según las costumbres de la época) hasta casarse con ella en 1876, año importante en esta historia.

Delfina perfeccionaría su formación durante esos diez años antes de casarse con Francisco Antonio, ella aprendió inglés, francés, italiano, alemán y holandés, ayudada también por su hermano Mariano Cosme quien había asistido al Colegio Santa María. Juntos, escriben y publican en conjunto el libro“Muestras de Escritura”impreso en París en 1869, en el cual se incluyen ensayos y pensamientos de Delfina, resaltando el siguiente:

La escritura afianza los recuerdos i anula las distancias prestando luz al pensamiento para que penetre hasta en el porvenir” Delfina Isava Duarte González 1869.

Delfina y su familia compartían la pasión por la investigación en múltiples ámbitos de la ciencia y la cultura “Se leían las obras de Lamartine en su idioma original, la historia de la conquista de Méjico de Solís en su edición original, o la historia de Julio César. Se recibía la Revue de Paris, publicación de gran importancia que les mantenía al día del estado de la cultura europea de aquel momento”. Viajarían también en familia a Europa trayendo consigo importantes obras literarias de distinta índole, siendo la biblioteca familiar el tesoro mas preciado. Mariano Cosme, el hermano de Delfina, era apasionado de la observación de las aves (ornitología), pasión que compartía con Delfina en las visitas a la hacienda La Marroquina en San Felipe. Mariano Cosme era también amante de la agricultura, sería él quien introduciría los cultivos de arroz en Yaracuy. La cercanía de Delfina con su hermano Cosme se mantendría de por vida, dejando testimonio histórico el que fuese el padrino de bautizo del sexto de sus hijos aún cuando ya no residían en la misma ciudad.

Pero no todo era color de rosas, así lo reflejan los versos y las poesías escritas por Delfina, donde se adentraba en temas políticos, y se refleja con claridad su participación en los círculos de mujeres organizadas de la época que hacían solicitudes y daban sus opiniones. Así se lee en el verso “La Clemencia” escrito por Delfina y dedicado “a las señoras Henriqueta de Castillo, Elodia de Rivero y Balbina de Zumeta y a las señoritas Amarilis Burgos, Carolina Castillo y Dolores Ravel quienes solicitaron y obtuvieron el perdón para el reo Felipe Silva, sentenciado a muerte”. Encontramos así a una intelectual, poliglota, poeta, escritora y pianista con alma de docente y genes libertarios: Delfina era nieta del general patriota Casimiro Isava Sucre, hermano de Manuel Isava Sucre, quien le había salvado la vida a Simón Bolivar. No por casualidad el 11 de febrero de 1876, el presidente para ese momento ordena el traslado de los restos de Manuel Isava Sucre al Panteón Nacional con todos los honores de prócer de la independencia.

El decreto presidencial que le daba carácter de prócer de la independencia al tío abuelo de Delfina, revivía en la casa familiar de los Isava González las historias de Don Mariano Isava de Alcalá (el padre de Delfina) sobre sus antepasados todos militares patriotas, hombres también de basta cultura y destacados en las aplicaciones de la ingeniería, la astronomía y la física. Estos relatos sobre su abuelo, su bisabuelo y sus tíos abuelos, todos próceres de la independencia, quedarían grabados con orgullo en la mente de Delfina, lo transmitiría a sus nietos, lo que permite hoy reconstruir esta historia. Ese mismo año, 1876, Delfina se casa con el coronel Francisco Antonio Duarte y el 19 de enero de 1877 nacería su primera hija Dolores Delfina Del Carmen y a los pocos meses su esposo, Francisco Antonio Duarte, asciende al grado de general.

El General Francisco Antonio Duarte Sánchez (esposo de Delfina) había nacido en Maracaibo, estado Zulia, el 20 de octubre de 1840. Al momento de su nacimiento, ya su padre de nombre José Duarte había fallecido y su madre María Dolóres Sánchez Díaz falleció cuando Francisco Antonio tenía apenas 7 años de edad, quedando así huérfano de padre y madre. Se criaría con una tía materna y de temprana edad encontraría refugio a su soledad en los libros y el estudio. En un principio pensó hacerse religioso, iniciando estudios en este campo, hay que recordar que las mejores bibliotecas y centros de conocimiento eran para aquella época los centros monásticos, sin embargo, opta por la carrera militar. Francisco Antonio hablaba francés, inglés, latín y griego, era apasionado de las matemáticas y la astronomía, pero también de la filosofía y la historia. Crearía así una dupla perfecta con su amada esposa, la única familia que tenia dada su temprana orfandad. Tendrían 10 hijos: 6 hembras y 4 varones a los que educarían con esmero y dedicación, ellos mismos, en casa. Esta nueva familia se esmera en consolidar una amplia biblioteca para formar a sus hijos, se lee en la dedicatoria de un libro que le regalaría Francisco a Delfina de título “Nueva Jeografía Universal” de J. M. Royó, “A mi querida esposa dedico este libro, con el fin de perfeccionar sus conocimientos geográficos, i los transmita a nuestros hijos” del 27 de noviembre de 1883. Es de hacer notar que para ese momento la hija mayor tendría apenas 5 años de edad, lo cual demuestra la preocupación del padre por la educación de sus hijos.

Aunque nunca escucháramos antes sobre Delfina, su espíritu y su legado está presente entre nosotros, en las mujeres de la ciencia venezolana. Es la historia de una patriota, descendiente directa de los héroes de la independencia que dedicó su vida a la cultura, las artes, la ciencia y a la enseñanza, con la plena convicción de que las mujeres debían poseer los medios intelectuales para permitir su emancipación, dio el ejemplo con hechos, escribió múltiples tratados para enseñar a niños y niñas, junto a su esposo, otro apasionado educador que había fundado un colegio en Curazao. Asumieron en casa la educación de su descendencia, con énfasis en sus hijas mayores, que resultarían en las primeras tres mujeres universitarias graduadas en Venezuela en 1899, conozcamos la influencia de esta mujer en la Academia Nacional de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas y en nuestra historia de la ciencia, el arte y la historia nacional.

Delfina nació el 3 de Agosto de 1850 en San Felipe estado Yaracuy, fue la segunda de los siete hijos del matrimonio de Don Mariano Isava de Alcalá (1802-1880) y Micaéla Gonźalez García. Don Mariano, el padre de Delfina, hombre de amplia cultura, tenía una importante participación en la vida política del país, había sido gobernador de la provincia de Barquisimeto y luego de la de Yaracuy, así mismo, la madre de Delfina y su familia eran referentes culturales de la época. El hermano de doña Micaéla: José Tomás González García, tío materno de Delfina, era abogado, estudioso de Bello, dominaba a la perfección el inglés, francés y latín, tenía múltiples publicaciones en tema de derecho pero resalta una publicación en Puerto Cabello del año 1866 sobre “Gramática Elemental”, este tío materno fue profesor y mentor de Delfina y sus hermanos, ya para ese momento de la publicación del libro Delfina tenía 16 años de edad, era apasionada de la lectura, la poesía y la música, campos en los cuales la habría iniciado su padre a temprana edad. En ese momento, 1866, conoce al Coronel Zuliano Francisco Antonio Duarte, este le visitaría en la sala de su casa por 10 años (según las costumbres de la época) hasta casarse con ella en 1876, año importante en esta historia.

Delfina perfeccionaría su formación durante esos diez años antes de casarse con Francisco Antonio, ella aprendió inglés, francés, italiano, alemán y holandés, ayudada también por su hermano Mariano Cosme quien había asistido al Colegio Santa María, escriben y publican en conjunto el libro“Muestras de Escritura”impreso en París en 1869, en el cual se incluyen ensayos y pensamientos de Delfina, se lee en uno de ellos:

La escritura afianza los recuerdos i anula las distancias prestando luz al pensamiento para que penetre hasta en el porvenir” Delfina Isava González 1869.

Delfina y su familia compartían la pasión por la investigación en múltiples ámbitos de la ciencia y la cultura “Se leían las obras de Lamartine en su idioma original, la historia de la conquista de Méjico de Solís en su edición original, o la historia de Julio César, se recibía la Revue de Paris publicación de gran importancia que les mantenía al día del estado de la cultura europea de aquel momento”. Viajarían también en familia a Europa trayendo consigo importantes obras literarias de distinta índole, siendo la biblioteca familiar el tesoro mas preciado. Mariano Cosme, el hermano de Delfina era apasionado de la observación de las aves (ornitología), pasión que compartía con Delfina en las visitas a la Hacienda La Marroquina en San Felipe, Mariano Cosme era también amante de la agricultura, sería él quien introduciría los cultivos de arroz en Yaracuy. La cercanía de Delfina con su hermano Cosme se mantendría de por vida, deja testimonio histórico el que fuese el padrino de bautizo del sexto de sus hijos aún cuando ya no residían en la misma ciudad.

Pero no todo era color de rosas, así lo reflejan los versos y las poesías escritas por Delfina, donde se adentraba en temas políticos, y se refleja con claridad su participación en los círculos de mujeres organizadas de la época que hacían solicitudes y daban sus opiniones, así se lee en el verso “La Clemencia” escrito por Delfina y dedicado “a las señoras Henriqueta de Castillo, Elodia de Rivero y Balbina de Zumeta y a las señoritas Amarilis Burgos, Carolina Castillo y Dolores Ravel quienes solicitaron y obtuvieron el perdón para el reo Felipe Silva, sentenciado a muerte”. Encontramos así a una intelectual, poliglota, poeta, escritora y pianista con alma de docente y genes libertarios: Delfina era nieta del general patriota Casimiro Isava Sucre, hermano de Manuel Isava Sucre, quien le había salvado la vida a Simón Bolivar, no por casualidad el 11 de Febrero de 1876, el presidente para ese momento ordena el traslado de los restos de Manuel Isava Sucre al Panteón Nacional con todos los honores de prócer de la independencia.

El decreto presidencial que le daba carácter de Prócer de la Independencia al tío abuelo de Delfina revivía en la casa familiar de los Isava González las historias de Don Mariano Isava

de Alcalá (el padre de Delfina) sobre sus antepasados todos militares patriotas, hombres también de basta cultura y destacados en las aplicaciones de la ingeniería, la astronomía y la física. Estos relatos sobre su abuelo, su bisabuelo y sus tíos abuelos, todos próceres de la independencia quedarían grabados con orgullo en la mente de Delfina, lo transmitiría a sus nietos, lo que permite hoy reconstruir esta historia… Ese mismo año, 1876, Delfina se casa con el Coronel Francisco Antonio Duarte, el 19 de enero de 1877 nacería su primera hija Dolores Delfina Del Carmen y a los pocos meses su esposo, Francisco Antonio Duarte asciende a General.

El General Francisco Antonio Duarte Sánchez (esposo de Delfina) había nacido en Maracaibo estado Zulia el 20 de Octubre de 1840, al momento de su nacimiento ya su padre de nombre José Duarte había fallecido y su madre María Dolóres Sánchez Díaz falleció cuando Francisco Antonio tenía apenas 7 años de edad, quedando así huérfano de padre y madre, se criaría con una tía materna y de temprana edad encontraría refugio a su soledad en los libros y el estudio, en un principio pensó hacerse religioso, iniciando estudios en este campo, hay que recordar que las mejores bibliotecas y centros de conocimiento eran para aquella época los centros monásticos, sin embargo opta por la carrera militar. Francisco Antonio hablaba francés, inglés, latín y griego era apasionado de las matemáticas y la astronomía, pero también de la filosofía y la historia. Crearía así una dupla perfecta con su amada esposa, la única familia que tenia dada su temprana orfandad, tendrían 10 hijos: 6 hembras y 4 varones a los que educarían con esmero y dedicación, ellos mismos, en casa. Esta nueva familia se esmera en consolidar una amplia biblioteca para formar a sus hijos, se lee en la dedicatoria de un libro que le regalaría Francisco a Delfina de título “Nueva Jeografía Universal” de J. M. Royó, “A mi querida esposa dedico este libro, con el fin de perfeccionar sus conocimientos geográficos, i los transmita a nuestros hijos” 27 de noviembre de 1883, es de hacer notar que para ese momento la hija mayor tendría apenas 5 años de edad, lo cual demuestra la preocupación del padre por la educación de sus hijos.

Francisco Antonio también era apasionado por la enseñanza y la escritura como su esposa, dejarían amplios documentos escritos a este propósito como: “Un tratado elemental de Aritmética escrito en San Felipe en 1885”, “emprendido para dedicarlo exclusivamente a la instrucción de mis hijos, en este importantísimo ramo de los conocimientos humanos” , “De la disposición y uso de las tablas de los logaritmos”, otro sobre dibujo y un extenso manuscrito que forman dos gruesos volúmenes y que son traducción del francés del “Curso Elemental de Astronomía” por Ch. Delaunay. Así Delfina y su esposo formaron a sus 10 descendientes. Las tres mayores: Dolores Delfina del Carmen (1877-1952), Delfina Matilda (1878-1974)y Adriana Delfina del Carmen (1879-1968) presentaron en 1896 “Trabajos topográficos para la exposición de industrias en la apoteósis del generalísimo Miranda”, se trataba de cuidadosos planos topográficos de las ciudades de Puerto Cabello, Cumaná y la Guaira realizados por las jovencitas. Se consolidaría así el primer logro de esta mujer emancipadora, cuando sus tres hijas que comparten su nombre, pasarían a la historia, serían las 3 primeras mujeres de Venezuela en recibir en 1899 títulos universitarios de la Universidad Central de Venezuela, pero fueron exámenes de revalida, ellas estudiaron en casa, era su esfuerzo, sus conocimientos y los de su marido los que hicieron de primaria, secundaria, bachillerato y universidad. Aquel hogar fue una institución no solo universitaria sino de valores y compromiso con el país, esos títulos eran también para Delfina Isava que formalmente no poseía ninguno pero su empeño y legado trasciende hasta nuestros días.

Francisco José Mariano Duarte Isava, el quinto hijo de Delfina, nacido en 1883, se llama Francisco como su papá y José Mariano como sus abuelos paternos (José Duarte y Mariano Isava) conjugando el amor por las matemáticas y la astronomía de su padre y la cultura de la mujeres de su familia: su madre y sus cuatro hermanas mayores. Se formaría de bachiller en casa también, y quizás ahora es mas sencillo comprender como con 19 años calculó 200 decimales de Pi, convirtiendose en uno de los matemáticos más destacados del mundo en el siglo 20. Su madre y sus hermanas le enseñaron a disfrutar de la compañía intelectual, esa que encontró Bolívar con Manuela Sáenz y de la cual el matrimonio de Francisco Antonio y Delfina Matilda eran claro reflejo. No creo que sea casual el hecho de que Francisco José Duarte Isava, el hijo de Delfina contrajera matrimonio con una hermana de Teresa de la Parra: Isabel Parra Sanojo, otra familia representativa de la cultura y del pensamiento de emancipación femenina. F. J. Duarte (el hijo de Delfina) es miembro fundadorde la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela que inicia actividades en 1933, lo cual ha debido suponer un gran orgullo para Delfina y sus hijas mayores que estaban con vida para ese momento. Francisco José Mariano Duarte Isava (el primer hijo varón de Delfina)falleció en 1972 y la Presidencia de la República decreta la creación en su honor “El Centro de Investigacionesde Astronomía Francisco J. Duarte” según Decreto 1.524 del 28 de noviembre de 1973, cariñosamente llamado CIDA.

Delfina se ocupó de inculcar también en sus nietas y nietos que la conocieron, el respeto por la mujer, la importancia de la educación, el amor por la patria, su legado sin duda trascendió. Humberto Fernández-Morán aunque no era biológicamente de esta familia la asumió como suya, son múltiples las referencias que hace a su relación con Francisco José Duarte Isava, por eso Humberto hablaba del Mariscal Sucre (primo hermano del abuelo de Delfina) y los genes del éxito, por eso conocía de la poesía de Ramos Sucre. Humberto, nieto espiritual de Delfina, nos legó la creación del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). Pero la conexión con esta familia iría mucho más allá, se ocuparía de ser mentor de un nieto biológico de Delfina, hijo de una de las hermanas Duarte Isava de nombre Luis Baez Duarte (1938-2018), venezolano, matemático de fama mundial que trabajaría criptografía para telecomunicaciones en importantes universidades de Estados Unidos incluida el Tecnológico de Massachusset en cooperación con Humberto Fernández-Morán y volvería a Venezuela para fundar en 1969 “El Centro de Estudios Matemáticos del IVIC”. Trabajaría con Humberto también en 1974 en la consolidación de su proyecto: Instituto Politécnico de las Fuerzas Armadas. Un bisnieto, de nombre Carlos Duarte nacido en 1957 fue un reconocido pianista de fama internacional ganador del concurso Piano Duo de Munich, inició su carrera a los 11 años de edad, pianista de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, fue el autor de la famosa obra “Reiquem para un idiota”, falleció tempranamente a los 45 años de edad en el año 2003, pero su obra es referencia obligatoria en la música nacional.

Como si fuera poco, un nieto biológico de Delfina: Carlos Federico Duarte nacido en 1939, hijo de F. J. Duarte Isava, inspirado en las historias de Delfina, se volvería historiador, como él mismo lo cuenta en la introducción de varios de sus mas de 70 libros. Probablemente Carlos F. Duarte sea de uno de los historiadores mas brillantes de esta patria, dirigió por 45 años el museo de Arte Colonial Quinta Anauco, donó a la Academia Nacional de Historia la fotografía del encabezado y buena parte de los documentos de Delfina. Carlos F. Duarte dejó físicamente este mundo el 9 de febrero de 2024, pero como decía su abuela Delfina, la escritura trasciende las generaciones, gracias a sus escritos y los de Humberto Fernández-Morán, ambos hijos de F. J. Duarte, nietos de Delfina (uno biológico y el otro espiritual) conocemos hoy esta historia.

Delfina Matilda Del Carmen Isava González, abandonó el plano físico a los 96 años de edad el 2 de julio de 1947, en Santa Rosalía Caracas, pero su pensamiento y su legado penetra en el porvenir como ella misma previó. Ejemplo de mujer científica y de la emancipación femenina en nuestro país, la madre, tutora y educadora de las 3 primeras mujeres graduadas en Venezuela, del matemático y astrónomo venezolano mas reconocido del siglo XX. Podemos decir que Delfina es “abuela” de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela, del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), del Centro de Observación Astronómica F. J. Duarte, del Centro de Estudios Matemáticos del IVIC, del Museo de Arte Colonial Quinta Anauco y de buena parte de la memoria histórica de nuestro país. El nombre “Delfina” que nuestra protagonista puso en alto y lo dio a todas sus hijas mayores proviene del griego delphus, que significa “útero”. En el Día Internacional de la Mujer, nos sentimos orgullosos y orgullosas de nuestras raíces y gritamos ¡Delfina vive!.

Gloria Georgette Carvalho Kassar